A inicios de año es normal que las personas establezcan metas relacionadas con su salud, por lo que resulta importante reflexionar sobre la obesidad.
Según datos del Ministerio de Salud, más del 60% de la población costarricense presenta exceso de peso u obesidad. Además, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en Costa Rica un 34% de niños y niñas tienen sobrepeso y obesidad.
La obesidad infantil no solo compromete la salud de los menores, sino que también incrementa el riesgo de enfermedades como diabetes, hipertensión y problemas cardiovasculares en su vida adulta.
El reconocimiento de la obesidad como enfermedad crónica es un llamado a la acción. Debemos entender que es un problema serio que afecta la calidad de vida y que requiere de un enfoque integral para su prevención y tratamiento, explicó Juliana Barboza, especialista en Nutrición.
La experta compartió una serie de recomendaciones para quienes desean mejorar su salud y el de su familia en este inicio de año:
Adopte hábitos alimenticios saludables: Incorpore más frutas, vegetales, granos integrales y alimentos frescos en su dieta diaria, y reduzca el consumo de azúcares y grasas saturadas.
Fomente la actividad física: Manténgase activo al menos 30 minutos al día, ya sea caminando, bailando o practicando algún deporte que disfrute. Esto también aplica para los niños, quienes deben tener un equilibrio entre el tiempo frente a pantallas y actividades al aire libre.
Establezca metas realistas: Los cambios no suceden de la noche a la mañana. Enfóquese en objetivos pequeños y sostenibles que puedan integrarse a su estilo de vida.
Busque apoyo profesional: La orientación de nutricionistas, psicólogos y médicos es fundamental para abordar la obesidad desde diferentes ángulos.
La relación con la comida debe enfocarse en la nutrición y el bienestar. Por eso, es fundamental optar por opciones y recetas más saludables, y complementarlas con actividad física regular. Fomentar estos hábitos desde una edad temprana de manera divertida en el núcleo familiar no solo promueve un estilo de vida equilibrado, sino que también contribuye significativamente a reducir el riesgo de obesidad entre sus integrantes, indicó Barboza
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Ambar Segura